jueves, 14 de febrero de 2013

Una cebolla merece un regalo hoy

Una cebolla, la que es de color lila por dentro una vez se quita el casco marrón, bien merece una entrada. Os preguntaréis por qué.

Estoy con un constipado de la "rehostia" desde el lunes, los virus me atacaron directamente provocando dolor de cabeza y garganta, congestión nasal y malestar corporal. Vamos, que "estoy podrido". Y pensar que tomar Actimel te proveía el mejor ejército defensor posible... A lo que vamos, ayer noche, cuando me tiré dispuesto a sumirme en la más absoluta oscuridad a ver si algún libro brotaba de ella, puse el galillo fácil en modo estornudos y la metralleta de mi garganta no paraba de disparar. A eso hay que sumarle que la entrada normal de aíre estaba congestionada. Sin poder respirar por la nariz y tosiendo todo el rato pensaba que me iba a dar algo.

Mi madre me dijo: "Albert, espera que te traigo una cebolla". Y ahí que apareció mi salvavidas: cuatro trozos lila de una cebolla. Los cortes eran exactos, un corte horizontal y otro en perpendicular para conseguir los cuatro como cuál Samurai experto en cortes con catana. Al igual que Ofelia, película El Laberinto del Fauno, le puso debajo de la cama a su madre una especie de tubérculo para que se recuperase; mi madre hizo lo mismo. Y ocurrió. Al igual que Son Goku, que se sacrificó en el torneo de Célula llevándose al mismo todo gordo y a punto de explotar para salvar a sus compañeros, la cebolla me salvó (aunque ella sigue siendo aprovechable).


Conseguí conciliar el sueño que tanto anhelaba y ya no sentí la metralleta desenfundar, aunque el embozado de mi conducto respiratorio aún esta ahí. Necesito a Mario Bros.

Que no se os olvide este remedio natural por si las moscas.


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