jueves, 14 de febrero de 2013

Una cebolla merece un regalo hoy

Una cebolla, la que es de color lila por dentro una vez se quita el casco marrón, bien merece una entrada. Os preguntaréis por qué.

Estoy con un constipado de la "rehostia" desde el lunes, los virus me atacaron directamente provocando dolor de cabeza y garganta, congestión nasal y malestar corporal. Vamos, que "estoy podrido". Y pensar que tomar Actimel te proveía el mejor ejército defensor posible... A lo que vamos, ayer noche, cuando me tiré dispuesto a sumirme en la más absoluta oscuridad a ver si algún libro brotaba de ella, puse el galillo fácil en modo estornudos y la metralleta de mi garganta no paraba de disparar. A eso hay que sumarle que la entrada normal de aíre estaba congestionada. Sin poder respirar por la nariz y tosiendo todo el rato pensaba que me iba a dar algo.

Mi madre me dijo: "Albert, espera que te traigo una cebolla". Y ahí que apareció mi salvavidas: cuatro trozos lila de una cebolla. Los cortes eran exactos, un corte horizontal y otro en perpendicular para conseguir los cuatro como cuál Samurai experto en cortes con catana. Al igual que Ofelia, película El Laberinto del Fauno, le puso debajo de la cama a su madre una especie de tubérculo para que se recuperase; mi madre hizo lo mismo. Y ocurrió. Al igual que Son Goku, que se sacrificó en el torneo de Célula llevándose al mismo todo gordo y a punto de explotar para salvar a sus compañeros, la cebolla me salvó (aunque ella sigue siendo aprovechable).


Conseguí conciliar el sueño que tanto anhelaba y ya no sentí la metralleta desenfundar, aunque el embozado de mi conducto respiratorio aún esta ahí. Necesito a Mario Bros.

Que no se os olvide este remedio natural por si las moscas.


miércoles, 9 de enero de 2013

Cuando la oscuridad hace los libros brotar

La más absoluta oscuridad me invade sobre las 00:30 hasta las 08:15. Más tarde o más temprano, según el ciclo de sueño de cada día. El denominador común son 8 horas al día. ¿Hay vida en esas 8 horas cuando la oscuridad obtiene a su presa?

Me imagino a Astérix, Obélix y demás galos bebiendo su super poción mágica y repartiendo mamporros a diestro y siniestro a los ejércitos de Lannister y de los hombres de Hierro. A Arya Stark postrada al frente del Trono de Hierro en Desembarco del Rey una vez acabado el Juego de Tronos. Huargos, dragones, grifos y calamares gigantes persiguiendo al pequeño Hobbit, mientras su escuadrón de Enamos lo defienden.

Sigo imaginando... Naruto, Kakashi y compañía luchado con sus jsutsus en la Primera Guerra Mundial y provocando la Caída de los Gigantes. Me imagino El asombroso viaje de Pomponio Flato en busca del Misterio de la casa de Aranda para acabar de una vez por todas con el Hombre que no amaba a las Mujeres. A Lisbeth Salander, con las fuerzas Aliadas, Soñando con un Bidón de Gasolina en el Palacio de las Corrientes de Aire para tirárselo a Hittler y evitar así El Invierno de los Mundos

Imagino a Sun Tzu, sentado en la hierba con su gran ejército a la espera, planificando nuevas estrategias para incorporarlas a su Arte de la Guerra y hacer frente a los disciplinados soldados de Roma de El Emperador. A Tom construyendo los Pilares de la Tierra, mientras Son Goku y Vegeta pelean en el aire contra el enano Buu dispuestos a destrozarlos. ¡¡A niveles que ni la razón humana pueda imaginar!! A Jack volviendo a construir, mejor que su maestro, en ese Mundo sin Fin que ha cogido como herencia.

Me imagino a Fiódor Dostoievski invitando a jugar a la ruleta de Ruletemburgo a Franz Kafka. ¿Qué podría salir de aquí? Pues, la Metamorfosis del Jugador. Mientras, Haruki Murakami está inmerso en la escritura de otro de sus paranoicos libros como 1Q84 y cía. 

Justo cuando la oscuridad va a desaparecer, los Ilustres Ignorantes surgen de la nada. Con sus chistes y reflexiones sin sentido hacen que el más negro de los negros que os podáis imaginar vuelva. Veo a Pepe Colubi pasear su perro por California en el 83, sólo para dar "porculo".

Si alguno se me olvida, que me perdone.


Qué jodidamente e increíblemente buenos que son los libros, señores y señoras. 
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