miércoles, 9 de enero de 2013

Cuando la oscuridad hace los libros brotar

La más absoluta oscuridad me invade sobre las 00:30 hasta las 08:15. Más tarde o más temprano, según el ciclo de sueño de cada día. El denominador común son 8 horas al día. ¿Hay vida en esas 8 horas cuando la oscuridad obtiene a su presa?

Me imagino a Astérix, Obélix y demás galos bebiendo su super poción mágica y repartiendo mamporros a diestro y siniestro a los ejércitos de Lannister y de los hombres de Hierro. A Arya Stark postrada al frente del Trono de Hierro en Desembarco del Rey una vez acabado el Juego de Tronos. Huargos, dragones, grifos y calamares gigantes persiguiendo al pequeño Hobbit, mientras su escuadrón de Enamos lo defienden.

Sigo imaginando... Naruto, Kakashi y compañía luchado con sus jsutsus en la Primera Guerra Mundial y provocando la Caída de los Gigantes. Me imagino El asombroso viaje de Pomponio Flato en busca del Misterio de la casa de Aranda para acabar de una vez por todas con el Hombre que no amaba a las Mujeres. A Lisbeth Salander, con las fuerzas Aliadas, Soñando con un Bidón de Gasolina en el Palacio de las Corrientes de Aire para tirárselo a Hittler y evitar así El Invierno de los Mundos

Imagino a Sun Tzu, sentado en la hierba con su gran ejército a la espera, planificando nuevas estrategias para incorporarlas a su Arte de la Guerra y hacer frente a los disciplinados soldados de Roma de El Emperador. A Tom construyendo los Pilares de la Tierra, mientras Son Goku y Vegeta pelean en el aire contra el enano Buu dispuestos a destrozarlos. ¡¡A niveles que ni la razón humana pueda imaginar!! A Jack volviendo a construir, mejor que su maestro, en ese Mundo sin Fin que ha cogido como herencia.

Me imagino a Fiódor Dostoievski invitando a jugar a la ruleta de Ruletemburgo a Franz Kafka. ¿Qué podría salir de aquí? Pues, la Metamorfosis del Jugador. Mientras, Haruki Murakami está inmerso en la escritura de otro de sus paranoicos libros como 1Q84 y cía. 

Justo cuando la oscuridad va a desaparecer, los Ilustres Ignorantes surgen de la nada. Con sus chistes y reflexiones sin sentido hacen que el más negro de los negros que os podáis imaginar vuelva. Veo a Pepe Colubi pasear su perro por California en el 83, sólo para dar "porculo".

Si alguno se me olvida, que me perdone.


Qué jodidamente e increíblemente buenos que son los libros, señores y señoras. 
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