viernes, 6 de julio de 2012

Una gran máquina

Con la mochila a cuestas. Todo dentro: mudas, pantalón y camiseta. Empezaba a andar su camino bajo su cielo azulado grisaceo, cuando de repente el tiempo se paró. Interrogación.

Imaginó el mundo como si fuera una gran máquina, un reloj. En las máquinas nunca sobran piezas. Cada una de sus piezas son necesarias. Ninguna es rechazada, todas están por alguna razón. Todas trabajan codo con codo, pie con pie, engranaje con engranaje... ninguna sobra. Ese mundo es un perfecto equipo donde cada uno tiene una función. Y debido a esa función, cada una de sus piezas tiene un papel que desempeñar. Nacen con ese papel, otras lo buscan, a otras les gusta desde el primer momento que lo ven y otras lo encuentran más tarde. Ninguna sobra. Todas realizan su función lo mejor que saben y pueden.


Volvió del fantástico munco de la imaginación. Había una razón dentro del reloj.

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