Zszszszszszszszszszszsz.... ¡¡qué sonido tan característico!! Zszszszszszszszszszszszs... es tan débil y solitario el sonido que de vez en cuando lo captas y de otra vez en cuando no lo haces. El calor llegó a las tierras del sur, con él las ventanas abiertass y ¡la luz apagada por las noches! ¡¡LA LUZ APAGADA!! y aún así los diminutos insectos de grandes ojos rojos hacen su aparición cuando deberían acudir a la luz o ¿a la sangre? Siempre he tenido sangre fría, o eso me dicen. ¿Por qué a mí?
Estos insectos me traen buenos recuerdos como aquellas noches en las que desaparecia para acudir al barrio de las flores y aparecer al día siguiente. De repente... ¡PUM! ¡PAM! y no los cazaba... ¡Upppss!! ¡PAM! ¡Uyyyyyyy! No me dejaban conciliar el sueño más placentero del mundo, tampoco quería hacerlo. Un enjambre de ellos sobrevolándome, desesperados y con hambre. Se lanzaban a por su comida como si se dejaran la vida en el intento. Algunos no sobrevivirían, otros lo harían y muchos quedarían lisiados. Su estrategia era: todos a él. Por más que me arrascaba más caían en picado hacia mí. Al despertar, mis piernas y brazos parecían la más vasta cordillera de montañas del mundo.
Pequeños seres diminutos, mensajeros de grandes y fantásticos recuerdos, bienvenidos en esta época de escasez y depresión. Gracias por hacerme recordar.
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